"Nada es tan peligroso como un ejército en medio de una nación pacífica".
Alexis Tocqueville
... demarcar los límites de la fase de transición a la democracia es siempre arbitrario. Para nuestros propósitos, la transición a la democracia en Venezuela comienza con el derrocamiento de Pérez Jiménez en enero de 1958 y termina con el cambio del primer al segundo gobierno democrático, esto es, con el fin del gobierno de Rómulo Betancourt. De este modo la transición incluye el período de la Junta de Gobierno que sustituyo a Pérez Jiménez, los intentos militares d involución y revolución, la promulgación de la Constitución de 1961, la exclusión de la extrema izquierda y las medidas de estabilización que impulso Betancourt. El problema militar quedó prácticamente resuelto con el término de la transición", p. 348.Es decir, Agüero estudia en este trabajo, en primer lugar, las relaciones civiles y militares durante los años que van desde el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez en enero de 1958 con la Junta de Gobierno. Luego estudia la dinámica política del conjunto de medidas de control sobre las Fuerzas Armadas que introdujo Betancourt en su gobierno. Y finalmente estudia lo que él llama la estabilización de las relaciones civil militares, a partir del gobierno de Leoni. Agüero señala que el dominio civil sobre los militares fue posible porque las instituciones civiles, entre ellas los partidos políticos, la Iglesia, las organizaciones empresariales y los sindicatos, fueron fortaleciéndose. Esto, aunado al incremento del ingreso petrolero, permitió mantener un proceso de modernización y profesionalización de las fuerzas armadas al mismo tiempo que se ejecutaron programas sociales y de expansión industrial. Hasta el momento en que Agüero publicó este artículo, los militares parecían haber acogido su rol dentro del Estado señalado por la Constitución y han mantenido su carácter subordinado al control civil.
Es claro hoy que los factores que entonces se destacaron como apaciguadores de una eventual expansión del rol político de los militares, ya no tienen la misma fuerza. Las fluctuaciones en la economía internacional del petróleo y la nueva situación de endeudamiento internacional, hacen más difícil mantener el 'expanding-sum game'*** que tuvo lugar en las décadas pasadas. Esto, junto a recientes indicadores de fragmentación y divisionismo en la élite política presentan menos claro el panorama de las fuerzas civiles bajo el cuál se afianzo el sistema de relaciones civil-militar que ha predominado hasta ahora. Sería una verdadera prueba de la fortaleza de la subordinación militar que esta permaneciese inalterada en el transcurso de una crisis política severa. Nadie tiene derecho a exigir esta prueba última, pero cabe desear que si llega a aparecer, puedan los distintos actores sortearla con tanto éxito como supieron hacerlo en el pasado, p. 360.El segundo trabajo de Agüero fue publicado en 1995, "Debilitating Democracy: Political Elites and Military Rebels" in Louis W. Goodman et al (Ed.): Lessons of the Venezuelan Experience, The Woodrow Wilson Center Press, The Johns Hopkins University Press, pp. 136-161. Agüero señala, entre otras cosas interesantes, que las razones de los alzamientos militares en Venezuela en el año 1992, para intentar derribar el gobierno constitucional, no se deben buscar sólo en que supuestamente la acción de los golpistas del 4 de febrero y 27 de noviembre respondía al profundo descontento popular por la pésima situación económica del pueblo, producto de las políticas económicas neoliberales del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Señala que ese es un razonamiento muy simplista ya que en las sociedades modernas con un sistema complejo de instituciones y una fuerza militar profesional, el descontento popular y su mala situación económica no tiene porque reflejarse automáticamente en ese sector armado de la sociedad, como son sus fuerzas militares.