He seguido con interés los intercambios de ideas sobre los militares y el derecho al voto de éstos. Concuerdo con los que afirman que es un tema que supera la letra de las distintas constituciones, llevándonos al terreno de la teoría y la discusión "epistemológica", política, del derecho constitucional, etc. Pero, también, me parece que responde a la naturaleza de las relaciones entre los civiles y los militares dentro de las particulares dimensiones históricas de las distintas naciones del hemisferio.
Sobre el caso de mi país que es el que conozco bien:
El que los militares venezolanos no pudieran votar según la Constitución de 1961 y sí lo puedan hacer acorde con la letra de la de 1999, expresa condiciones específicas del devenir venezolano. Hasta la coyuntura histórica 1958-1962, durante el siglo XX, los militares habían sido en Venezuela, los "actores políticos" determinantes ante la debilidad de las instituciones civiles y democráticas. Una manera de asegurarse a futuro que regresaran a los cuarteles, o que al menos abandonaran el visible y palpable protagonismo político, fue el negarle el derecho al voto.
Su vinculación con la supervisión de los procesos electorales, mediante los llamados Planes República, se origina fundamentalmente en dos condiciones muy específicas de los 1960's. La primera era la actividad de las guerrillas rurales y urbanas de orientación radical, que entendían que las elecciones eran su principal enemigo político y que estaban dispuestas a recurrir a la violencia para impedirlas. Así, el resguardar el proceso de votación era una evidente necesidad en esos años. La segunda razón era evitar la violencia político-partidista en el proceso de las votaciones. Es decir, que los ánimos exaltados durante el proceso electoral no se extendieran violentamente hasta las urnas electorales. Esto llevó a que se entendiera al sector militar como el componente imparcial de la sociedad que podía garantizar objetivamente la paz del proceso de votación. Esta situación se evidenció como altamente favorable hasta los 1970's.
Desde mediados de esa década sectores políticos civiles (véanse los escritos de José Vicente Rangel en el texto "Militares y política una polémica inconclusa". Editado en Caracas por Centauro, 1976) se muestran partidarios de otorgar también el voto a los oficiales militares activos, argumentando para ello que no eran ciudadanos de segunda ni ciudadanos castrados. Dentro de la joven oficialidad fue ganando cuerpo esta idea durante las décadas de los 1980-1890. Parece ser que uno de los acuerdos políticos dentro de los partidarios del gobierno, es decir "chavistas", durante las discusiones de la Asamblea Constituyente era el de otorgar el voto a los militares, aduciendo en esencia los argumentos ya expuestos años atrás por J. V. Rangel.
Las razones para negar el voto a los militares eran experiencias desfavorables en este sentido desde el siglo XIX venezolano; las divisiones existentes (que aún persisten, por cierto) dentro del sector castrense criollo, que podría politizar desfavorablemente a los oficiales militares venezolanos desde los rangos más bajos y medios; a lo que se agregaba que era una medida que bien podría tomarse en un futuro, no necesariamente en ese momento y con nivel constitucional. La posición que predominó fue la de otorgar el voto a los militares y de tal forma se consagró en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999.
En el campo de las relaciones entre los militares, los civiles y la gerencia política de la sociedad venezolana los efectos del voto militar están aún por verse en sus manifestaciones socio-políticas concretas. Tendremos que esperar como evolucionan los acontecimientos para poder emitir un juicio "práctico", es decir real, concreto y no meramente "normativo", sobre el tema.
Domingo Irwin G.