Título: Mercosur, marco de paz

Fecha: 17/09/2001
Idioma: español

MERCOSUR, MARCO DE PAZ
Lic. Héctor A. Sceppacuercia
Centro de Estudios Estratégicos
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas
Introducción
Nuestro continente presenta un mapa político que ha permanecido prácticamente inalterado desde comienzos del siglo XX.
Sobre la base de las transformaciones ocurridas en el mundo, la década de los noventa inauguró en las Américas un período de coincidencias, importantes procesos de integración y una progresiva interconexión económica, que si bien genera brechas en el desarrollo económico relativo de los países del continente o entre sectores internos de sus sociedades, se han transformado en factores de convergencia.(1)
El cambio más significativo operado en las políticas de defensa de nuestro país en ese lapso es el proceso de ampliación de la concepción política y estratégica hacia nuevas formas de seguridad internacional compartida, en el marco mundial y regional, mediante progresos realistas paulatinos y consensuados. Dentro de este criterio, se concibe a la seguridad internacional como un complemento posible y necesario de la defensa nacional. (2)
Por otra parte, en esa década a través del Proceso de Contadora se llegó a la suscripción de acuerdos finales de paz en América Central. De hecho, el Grupo de Río es el sucesor de aquél proceso que en años recientes, durante la disputa fronteriza entre Ecuador y Perú, la acción consensuada de los países del hemisferio - en este caso los garantes del Protocolo de Río de Janeiro (Argentina, Brasil, Chile y EE.UU.) - posibilitó detener el hecho bélico y a través de una fuerza de paz puramente regional, evitar el enfrentamiento armado al tiempo que las instancias políticas participaron de negociaciones relativas al fondo del diferendo. Este alcanzó una solución definitiva en 1998 con la firma del Acta Presidencial de Brasilia. (3)
El renovado interés del continente por encontrar formas coincidentes de respuesta a problemas comunes de seguridad, se ha manifestado a través del establecimiento de diversos mecanismos como la creación de un foro específico, la Comisión de Seguridad Hemisférica de la OEA, la cuál jugó un papel central en la formulación de medidas de fomento de la confianza, a través de las Declaraciones de Santiago y El Salvador, de 1995 y 1998 respectivamente.(4)
Argentina desarrolla una política orientada a la cooperación y medidas de incremento de la confianza. Mantiene fluidos contactos y reuniones periódicas para el tratamiento de cuestiones de seguridad de interés común, que contribuyan a la confianza mutua y generen medidas preventivas que eviten alternativas de conflicto.
Además, se han producido avances y prueba de esto, son las conferencias de Ministros de Defensa del continente, a partir de la primera celebrada en los EE.UU. en 1995. La Declaración de Bariloche fue el resultado de la segunda reunión, que tuvo lugar en nuestro país en 1996 y la Declaración de Cartagena, fue el resultado de la tercera, sostenida en Colombia en 1998. La cuarta se realizó muy recientemente, del 17 al 20 de octubre del 2000 en Manaos, Brasil.
En esas Reuniones Ministeriales de Defensa de las Américas, se trataron temas como:
- Transparencia y Medidas de Fomento de Confianza Mutua.
- Cooperación en Defensa (Operaciones de Mantenimiento de la Paz, Búsqueda y Rescate, Desminado, etc.).
- El Sistema de Seguridad Hemisférica, (OEA).
- Medio Ambiente y Desastres naturales.
- Cooperación en el Control del tráfico ilícito de armas y explosivos.
- Cooperación en Educación y Ciencia y Tecnología.
No escapa la configuración regional a la situación global cuya incertidumbre afecta fuertemente la evolución del área. Tras el fin de la bipolaridad y la Guerra del Golfo, la presencia de ESTADOS UNIDOS DE AMERICA se ejerce con mayor intensidad. La "Iniciativa de las Américas" (IDA), el NAFTA, la especial relación con VENEZUELA, CHILE y el MERCOSUR entre otros, ha potenciado su rol preponderante.
La situación económica de Latinoamérica presenta fuertes desequilibrios relativos, caracterizándose por un endeudamiento externo (U$S 550.000 millones en conjunto) que compromete su desarrollo; desempleo creciente; déficit fiscal abultado; estancamiento; aparato estatal sobredimensionado; fuga de capitales; carencia de inversiones; políticas impositivas gravosas; ineficiencia industrial que inhibe la competencia; corrupción; etc.
Las reiteradas frustraciones de la década pasada y la aceleración de los tiempos han urgido a buscar soluciones que, siguiendo las tendencias integracionistas, provean mayor libertad de acción. El MERCOSUR es ejemplo de ello.
Las desigualdades manifiestas entre los actores y, en muchos casos, la no complementación de las producciones principales, son trabas al rápido avance. A esto se suma la falta de coordinación en la política exterior, particularmente respecto a ESTADOS UNIDOS DE AMERICA.
En ese orden de ideas, existe una enorme brecha política, económica, social, científica-tecnológica y militar, que por múltiples y diferentes razones conocidas, inhibe un devenir cohesivo de la región iberoamericana, en un complejo contexto cultural de profundas raíces históricas.
Sin perjuicio de tales diferencias, existen aspectos positivos desde el punto de vista continental. Integran la OEA todos los estados americanos, menos CUBA; se ha firmado el Tratado de TATLELOLCO configurando una región libre de armas nucleares; cooperan con fuerzas militares en operaciones de paz dispuestas por las NACIONES UNIDAS y participan de numerosos foros políticos y militares que permiten el intercambio de experiencias.
Otro aspecto a remarcar es la integración regional en diferentes espacios, de los cuales los más significativos son el TLC (NAFTA) y el MERCOSUR, que marcan camino hacia la integración regional sudamericana con el PACTO ANDINO, según una iniciativa brasileña. A ello se agrega la zona de libre comercio intercontinental entre el MERCOSUR y la UNION EUROPEA (15 DIC 95).
Amenazas y riesgos más importantes de la región:
- Narcotráfico: como parte del crimen organizado transnacional, que afecta cada vez con mayor intensidad la salud de los pueblos.
- Terrorismo internacional: con las consecuencias políticas, ideológicas, económicas y sociales que produce.
- Resabios de la Guerra Fría: que se manifiestan a través de grupos subversivos que apoyan al narcotráfico o mediante procedimientos seudodemocráticos para proceder a la materialización de sus objetivos una vez en el poder, explotando las deficiencias de los sistemas políticos y económicos cuyas consecuencias están afectando la estabilidad social.
- Pobreza, desocupación, falta de educación y deficiente asistencia sanitaria: que se materializan en altos costos sociales afectando la seguridad de los estados.
- Deterioro del medio ambiente: como causa eficiente esgrimida para desarrollar presiones políticas y coerciones económicas que llegan hasta la demostración de fuerzas militares.
- Conflictos territoriales no resueltos por medios pacíficos.
- Corrupción: como fuente de enfermedad social y que requiere un sistema jurídico transparente, despolitizado y confiable. Se constituye en un factor de desintegración social y distorsión del sistema económico que socava la legitimidad de las instituciones políticas, potenciando el surgimiento de actores, carteles, mafias internacionales de crimen organizado, etc que usufructúan esta vulnerabilidad de los estados.
- Falta de respeto por los derechos humanos.
- Surgimiento de conflictos étnicos
- Significativo distanciamiento en los encuadres del Poder Militar en la relación con el Poder Político, de los países de la región.
- Condicionamientos financieros de los organismos internacionales: que afectan al desarrollo.
- Campaña encubierta que realizan organismos supranacionales para un cambio de rol de las Fuerzas Armadas, que se complementa con restricciones en el equipamiento de las mismas con tecnología intermedia, a fin de disponer de suficiencia defensiva.
En síntesis:
Los gobiernos y pueblos latinoamericanos, tienen como desafío acortar la brecha que los separa de los países desarrollados mediante procesos de integración que les permita configurar megamercados, así como superar las amenazas y riegos enunciados a través de una acción cooperativa en materia de seguridad y la adopción de medidas internas propias de la soberanía de cada estado.
La presencia de los ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, potencia preponderante a nivel regional y rectora a nivel global, tiene la capacidad para influir en todos los países de la región, y no siempre sus intereses son concordantes con los del área.
El continente presenta una zona estratégica para los intereses de ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (AMERICA CENTRAL y el ARCO ANTILLANO) donde actuó militarmente cuando fue necesario, tales como en GRENADA, PANAMA y HAITI, en este último caso, con el aval de las Naciones Unidas.
El mismo continente presenta otra zona de escasa importancia estratégica, al sur de la anterior, tanto más cuanto salió del enfrentamiento Este-Oeste, a pesar de ciertos resabios de tal situación.
Por último, el continente constituye una de las zonas más pacíficas del mundo, en obvia comparación con el escenario global.
Marco sudamericano
Los países sudamericanos poseen grandes diferencias (población, extensión territorial, Producto Bruto Interno, densidad demográfica, etc.), no obstante, presentan un sinnúmero de intereses y aspectos comunes, que permiten el análisis de AMERICA DEL SUR como un todo, con relativa precisión. Características comunes están relacionadas como sigue:
- Participación mayoritaria en los principales organismos internacionales (ONU, OEA, JID, y otros).
- Tendencia hacia una mayor aproximación entre los países sudamericanos.
- Mayoría de los países en vía de desarrollo.
- Básicamente, el subcontinente es exportador de materias primas.
- Gran proporción de países con serias dificultades para atender compromisos financieros internacionales.
- Carencia de tecnología y capital nacional para impulsar el desarrollo.
- Abultadas deudas externas.
- Existencia de grandes bolsones de pobreza y marginalidad.
- Tendencia hacia la aproximación económica.
- Tradiciones y convicciones de las Fuerzas Armadas, como sostén de los intereses nacionales.
- Tendencia a ampliar el espectro de misiones para las Fuerzas Armadas, sin perjuicio de la misión fundamental de defensa de la soberanía.
- Reducción progresiva de los gastos destinados a la defensa.
- Una de las regiones más desarmadas del mundo.
Riesgos-amenazas en América del Sur
- ARGENTINA-GRAN BRETAÑA: Enfrentamiento por la soberanía de las ISLAS MALVINAS e ISLAS DEL ATLANTICO SUR, bajo difíciles negociaciones que hacen -además- a la explotación petrolera e ictícola en la zona.
- ARGENTINA: Enfrenta permanentemente una pesca depredatoria en su Zona Económica Exclusiva, que afecta sus intereses y la ecología marítima. Lavado de dinero, corrupción y creciente mercado de narcotráfico.
- ARGENTINA-CHILE: Asimetría creciente en capacidades militares que puede potenciar eventuales crisis.
- BOLIVIA: Importante productor de pasta base, recibió una severa advertencia de los ESTADOS UNIDOS DE AMERICA que la llevó a tomar medidas antipopulares que generaron reacciones sociales en la población y en los sindicatos, obligando a imponer una situación de emergencia. Crimen organizado transnacional. BOLIVIA-CHILE: Antiguo conflicto por la salida al mar. Empaña las relaciones interestatales.
- BRASIL: Afectado por los "barones de la droga", obligó a la intervención de las Fuerzas Armadas para controlar, sin éxito, la situación. Constituye una importante zona de paso de la droga de BOLIVIA y COLOMBIA, razón por la cual, aquel país decidió establecer un sistema de radares en la AMAZONIA, que dió origen a uno de los varios casos de corrupción puestos en evidencia.
- COLOMBIA: Principal centro productor de narcóticos del Continente; sus carteles mantienen estrechas relaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC). Existencia de ejércitos privados.
- COLOMBIA-VENEZUELA: Existencia de relaciones tensas por la incursión de la narcoguerrilla, asolando zonas fronterizas, y por la indefinición territorial en el Golfo de MARACAIBO y en la Península de GUAYRA, rica en petróleo.
- ECUADOR-PERU: Conflicto limítrofe de antigua data.
- PERU: Segundo centro productor de narcóticos del Continente, con el apoyo de fuerzas guerrilleras.
- VENEZUELA-GUYANA: Reinvidicación de los territorios del ESEQUIBO (ocupan 150.000 km2 de los 215.000 km2 que tiene la GUYANA).
El "Mercosur ampliado" y la seguridad subregional
En este nuevo contexto, la vieja apreciación del vecino como adversario y eventual amenaza para la propia seguridad, se ve desplazada por otra ecuación: sus riesgos son ahora también los nuestros.
La voluntad de cooperación manifiesta de los Estados, crea así condiciones para avanzar hacia entendimientos en materia de seguridad y defensa, convirtiéndose el rival de antaño en el aliado de hoy. Además las condiciones actuales brindan una buena oportunidad para reformular los mecanismos de seguridad en la región.
Esa voluntad se ha visto plasmada en diversas actividades, como:
- Reuniones a nivel Ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores, tanto de Brasil (Tandil 1996 e Itapaiva 1997) como de Chile (Zapallar 1996 y Campo de Mayo 1998).
- Mecanismos de Consulta y Coordinación en Materia de Defensa y Seguridad Internacional establecido con Brasil (Memorándum de Entendimiento de 1997, incluye Reuniones de Interconsulta militares, entre los Estados Mayores Conjunto y de las Fuerzas Armadas de ambos países).
- Ejercicios combinados con Brasil y Uruguay.
- Ejercicios combinados con Chile, iniciados en 1997.
- Acuerdo para el Fortalecimiento de la Cooperación en Materia de Defensa y Seguridad Internacional con Bolivia, de 1996.
Esa voluntad de cooperación en cuestiones de seguridad, se ha traducido también en la Declaración Política del MERCOSUR, Bolivia y Chile como Zona de Paz, firmada por seis presidentes en Ushuaia el mes de julio de 1998.
De este modo, el MERCOSUR ha adquirido por sus implicancias políticas y de seguridad, de manera natural y espontánea, una dimensión estratégica, para enfrentar el nuevo escenario global.
Es importante señalar que las responsabilidades de nuestra defensa no pueden ser delegadas a ninguna organización internacional. La responsabilidad primaria de la defensa corresponde a cada estado nacional.
Las amenazas a la seguridad de la comunidad política, es decir a la comunidad del estado nacional, son tan reales como en cualquier otro momento de la historia. Quien piense que se ha entrado a un estado de paz permanente, incurrirá inevitablemente en el peligro de la utopía.(5)
El Estado debe cumplir con sus funciones específicas; entre ellas; no puede disminuirse su rol esencial en la defensa de los intereses vitales de la Nación como lo expresa el Artículo 6 de la Ley 23.554 la "Defensa Nacional constituye un derecho y un deber para todos los argentinos" y coincidiendo con el derecho a legítima defensa contemplada en el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas: "Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legitima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas..."
Pero en el contexto actual y en su proyección futura, esos intereses, no se preservarán mejor adoptando posturas aislacionistas sino, promoviendo el crecimiento de ámbitos regionales y/o subregionales que contribuyan a la conformación de una situación de seguridad que permita la paz y el desarrollo. Así el sistema de defensa deberá contribuir con sus capacidades, a la construcción de un ámbito de seguridad con actitud cooperativa.
En el ámbito regional, la defensa como parte de la seguridad, contribuye a crear mecanismos que promueven la paz, a través de Medidas de Confianza Mutuas, Cooperación Militar Internacional y la Participación en Operaciones de Paz.
La transparencia, y la comunicación a través de crecientes intercambios permiten particulares relaciones cooperativas que hacen cada vez más difícil la materialización del conflicto.(6)
El MERCOSUR inició la marcha vacilante en 1991 como un "acuerdo de libre comercio" entre la ARGENTINA, BRASIL, PARAGUAY y URUGUAY, con la impresión de ser sólo un remiendo más en la red de pactos subregionales que cubre el hemisferio occidental. En ENE 95, sus miembros acordaron establecer una "unión aduanera", fijando un arancel común externo del 14% promedio.
A la fecha, en relación a 1990, el comercio entre los países integrantes se ha cuadruplicado, a pesar de las dificultades.
Los integrantes del MERCOSUR tienen ambiciones más trascendentes, han concertado un marco de intercambio comercial con vistas al desarrollo de las relaciones de libre comercio con la Unión Europea, también para el 2005.
El impulso al comercio entre los países del MERCOSUR requiere mejores comunicaciones. Los grandes proyectos abundan; entre los cuales el perfeccionamiento de la navegación en la cuenca fluvial PARANA-PARAGUAY; el cruce del estuario del RIO DE LA PLATA y entre CHILE y la ARGENTINA con un nuevo túnel, además de la construcción de gasoductos desde ARGENTINA y BOLIVIA hasta el corazón industrial de BRASIL en SAN PABLO.
Los miembros del MERCOSUR tienen, por otra parte, distintas políticas económicas, lo que se presta a confusiones. La ARGENTINA mantiene su moneda a la par con el dólar, por ejemplo, mientras que BRASIL devalúa gradualmente. Y difieren en su visión de lo que debería ser el grupo.
Aún los frágiles mecanismos para la solución de las controversias del intercambio no se han ajustado todavía como es debido. De todas maneras, el MERCOSUR ha demostrado ya su valor político.
Hoy en día existe un debate sobre la idea, aún incipiente, que la incorporación de SUDAFRICA al MERCOSUR significaría la segunda bicontinental del Mercado Común y la apertura comercial a toda AFRICA.
Las voces que impulsan esta propuesta apuntan a mejorar el equilibrio entre los centros de poder comercial del Continente (NAFTA y MERCOSUR). Esta iniciativa abriría otra puerta al PACIFICO e INDICO complementando los existentes, además de favorecer a los países limítrofes.
El ATLANTICO SUR (46 Millones de km2) como zona de interés geopolítico de ARGENTINA, incluye a SUDAFRICA; tanto en los aspectos de tráfico marítimo comercial como en asuntos de pesca y defensa. Comercialmente la relación se incrementó, superando todos los record de antaño.
ARGENTINA desarrolla una política orientada a la cooperación, el incremento de la confianza y la desactivación de las hipótesis de conflicto. Hoy mantiene fluidos contactos con CHILE y BRASIL (históricos focos de tensión) y ha propuesto y concluído la realización de reuniones periódicas para el tratamiento de asuntos de seguridad de interés común, como se ha señalado.
Con respecto a los conflictos latentes y reales, ha intervenido e intervendrá ofreciendo su condición de mediador/garante de aquellos problemas que alteren el clima de convivencia y paz existentes (Grupo RIO).
Instrumento militar
ARGENTINA, BRASIL, CHILE, PARAGUAY y URUGUAY, luego de más de una década de reuniones en análisis estratégicos, han concluído que la misión básica, permanente y actual de sus instrumentos militares es ser el brazo armado del Poder Nacional de cada país, coincidiendo esto con el rol tradicional de los mismos; pero, la identificación de nuevas amenazas y la percepción que a nivel regional cada uno tenga de las mismas, condicionará y/o modificará el ordenamiento jurídico interno actual.
El desafío presente y futuro consiste entonces en identificar las alternativas que el contexto global genera, para preservar las misiones primarias y permanentes de las Fuerzas Armadas y paralelamente ajustar los roles secundarios a la cambiante situación estratégica.
Es atendible la dificultad que para un estado genera mantener un instrumento militar idóneo en los tiempos que corren; sin embargo, quien pretenda moverse en un mundo conflictivo sin él, deberá asumir costos mucho mayores.
El rango de nación respetable que se pretende, no sólo estriba en la coherencia en pos de objetivos propios, sino además en el mantenimiento de capacidades, incluso militares, que permita defender y preservar la identidad cultural y nacional.
El creciente desarrollo del narcotráfico como poder desastibilizador en lo económico, político, social y militar, ha generado el debate sobre la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra ese flagelo de la sociedad moderna. La participación militar en este tipo de conflicto no es un problema ideológico, ni siquiera doctrinario. Es, en los hechos, un problema práctico.
La posibilidad de la participación se plantea cuando los narcotraficantes tienen capacidad, organización y conocimiento de tipo militar que supere los medios de acción de la policía.
Por Ley Nacional, las Fuerzas Armadas sólo deben actuar en situaciones excepcionales, transitoriamente y no en forma permanente y en los casos en los que la "capacidad militar" del narcotráfico lo haga imprescindible.
ARGENTINA no sufre todavía un desarrollo de la capacidad militar del narcotráfico que justifique en el corto y mediano plazo la participación de las Fuerzas Armadas para combatirlo. El problema es de índole policial y las Fuerzas de Seguridad y Policiales tienen suficiente capacidad para enfrentarlo en coordinación con las policías provinciales.
Conclusiones
La turbulencia e incertidumbre del contexto global, generan confusiones dispersivas sobre los riesgos y amenazas a los intereses nacionales de las sociedades periféricas. Esta situación, no pocas veces compromete la lucidez sobre la misma definición de dichos intereses, agravando la vulnerabilidad en la identificación de eventuales oponentes. Resurge la vigencia de Sun Tzu, cuando dice: "PUEBLO COMO EJERCITO CONFUNDIDOS, CONDUCE AL OPONENTE A LA VICTORIA".
Las condiciones modernamente imperantes, particularmente en lo relacionado con el control y las restricciones existentes sobre las tecnologías sensitivas y duales que puedan transferirse, dificultan no sólo el desarrollo socioeconómico de los países emergentes, sino además las condiciones de reestructuración de las Fuerzas Armadas; los programas y proyectos de investigación y desarrollo y, principalmente, la problemática en cuanto a la defensa y seguridad nacional.
En tal sentido, es importante el precisar ciertos aspectos vinculados con la transferencias de tecnologías, las metodologías productivas y, el crecimiento científico-tecnológico; de manera que sean compatibles con adecuados estándares de aceptabilidad y equidad comercial. Esto se refiere al hecho que las potencias productivas mundiales deben comprender la necesidad de una adecuada correspondencia con normas y patrones productivos, de manera que los efectos contaminantes o de estabilidad del ecosistema sean adecuadamente valorados y no usados para la dominación de mercados o la preponderancia tecnológica. Desafortunadamente, en un mundo de relaciones internacionales, esencialmente dominadas por directrices de política económica, tecnológica y comercial, estos reconocimientos son difícilmente esperables.
Fuertes presiones respecto de la transferencia de tecnologías, propiedad intelectual e industrial. Sin desmerecer la justa fundamentación del derecho de propiedad intelectual cabe señalar, sin embargo, que aún cuando los países en desarrollo realizaron la implementación de las leyes pertinentes e importantes aperturas de mercado, no se produjeron grandes avances en cuanto a la eliminación de los subsidios, sino sólo en el largo plazo.
La conceptualización de seguridad difícilmente puede ser pensada, al presente, si no contempla como condición básica una actitud de cooperación. En el ámbito hemisférico, las organizaciones regionales como la OEA, deberan asumir crecientes responsabilidades realizando un trabajo coordinado con la ONU, para la seguridad continental.
En el Continente Americano los esfuerzos integracionistas tienen una larga tradición que se remonta al origen mismo de las nacionalidades.
Cualquiera sea la posición elegida respecto del rol central que deba tener todo Sistema Nacional de Defensa, se deberá considerar la contribución que el mismo puede realizar, apoyándose en sus capacidades, para la construcción de un ámbito de seguridad con actitud cooperativa.
Este concepto es hoy una prioridad para la mayoría de los líderes políticos y militares, con el propósito de reemplazar las respuestas a las amenazas por una prevención que evite el surgimiento de las mismas.
Para ello, deberán superarse los recelos y las tensiones sobre la base de una seria, racional y creciente confianza mutua, fundamentada en la transparencia de las relaciones.
El conjunto de objetivos sugeridos, impone como requisito previo la adhesión a una escala de valores que podemos definir como, reconocimiento a la independencia y soberanía nacional, al derecho a la autodeterminación de los pueblos, al respeto de los derechos humanos, al normal desenvolvimiento de las instituciones, a la igualdad jurídica entre los Estados, a la confianza en la solución pacífica de las controversias y que el desarrollo, es condición básica para la satisfacción social y la paz entre los Estados.
Por ello, las acciones que se implementen en el marco regional deben tender a permitir un avance prudente, posible y controlable, teniendo en cuenta la situación actual y los antecedentes existentes y, por otra parte, que proporcione bases sólidas hacia instancias más complejas de integración.
Al esbozar conceptos básicos que sirvan para analizar la viabilidad de una posible y tentativa estructura defensiva que se proyecte en el presente siglo XXI, en un contexto integrativo de la subregión, como también, la positiva proyección de ésta sobre la Seguridad Interamericana, resultará necesario que distingamos los niveles estratégicos, especialmente el militar, de toda otra acción que los Estados asumen legítimamente dado que ésta pondera las amenazas y los conflictos que los afectan o pueden afectarlos.
No dudo sobre la magnitud del desafío que comportará para nuestros países un emprendimiento, en el cual no sólo habrá que incluso revisar las relaciones político estratégicas entre algunos actores para despejar los aspectos conflictivos, sino, principalmente, se deberán identificar y consolidar los intereses comunes del área y visualizar las amenazas que los afectan y afectarán a fin de implementar, progresivamente, medidas coordinadas que posibiliten una complementación más estrecha, compatible con los esfuerzos a nivel hemisférico.
Pese a las prédicas y los esfuerzos bilaterales desarrollados, no obstante, no resultará fácil poner en práctica políticas de seguridad en el ámbito regional, dado que aún persisten intereses y concepciones geopolíticas competitivas con influencia y prestigio.
En el ámbito subregional, se han dado firmes pasos, necesarios en aquella dirección integradora, que mueve a las partes hacia una asociación que permita obtener un beneficio común. La suerte de su continuidad y acrecentamiento estará indefectiblemente ligada a la primacía de los intereses comunes de los integrantes sobre las aspiraciones propias y legítimas de cada Estado, los que deben encontrar, en la cooperación implementada, no un cercenamiento de las mismas sino una clara mejoría.
Se debe tener en claro que las vulnerabilidades de cada Estado-Nación, en su propio Sistema de Defensa, compromete la fortaleza de la seguridad común, sin revertir su propia debilidad. Nadie gusta de tener al débil por amigo o aliado.
Compartir percepciones y experiencias, informaciones y argumentos en los niveles estratégicos, posibilitará a nuestros países ir perfilando las bases de este proceso que acrecienta una visión mancomunada de intereses y problemas afines, condición necesaria para un accionar convergente.
La optimización de los recursos para modernizar eficazmente las Fuerzas Armadas, pasará, cada vez con mayor incidencia, por el acceso a tecnologías sensitivas que tornen viable un concepto de disuasión básico y justifiquen el esfuerzo de una sociedad para sostener un Sistema de Defensa eficiente.
Ya hemos visto que las Fuerzas Armadas tienen roles permanentes e incorporados a su propia naturaleza que cohabitan con otros circunstanciales que, por el momento, no inhiben a los principales. Pretender que las Fuerzas Armadas de la región puedan accionar conjuntamente en el siglo XXI en los roles secundarios, deprimiendo los permanentes y primarios, en un azaroso marco de incertidumbre, será hipotecar el futuro y condenarnos al recelo mutuo.
La ARGENTINA se encuentra inmersa con algunos países del Cono Sur en un proceso integrador en todos los campos. El específico de la defensa es objeto de especial atención, pero debemos comprender que tal situación, en el corto plazo, tiene sus peculiaridades para la seguridad, sea en el contexto regional como en el hemisférico, ya que sin simetría estratégica, el recelo de la limitación o sujeción del débil al fuerte es motivo de desconfianza. Una amistad recelosa está condenada desde su inicio.
El desafío futuro, que debemos abordar como he señalado, consiste en identificar las alternativas que el contexto global nos ofrece para consolidar las misiones permanentes y trascendentes de los sistemas de seguridad, ajustando paralelamente los roles secundarios a la nueva situación estratégica y avanzando en la complementación que permita, progresivamente, aportar paz y seguridad en la región y entre las naciones del mundo, como proyección del servicio en la defensa de la Patria que como misión nos sustenta.
(1) Libro Blanco de la Defensa Nacional, 1999, pág. 2-13
(2) Ricardo López Murphy, "La Defensa Nacional", Archivos del Presente, ed. Fundación Foro del Sur, Pág. 22.
(3) Libro Blanco de la Defensa Nacional, 1999, pág. 2-14
(4) Libro Blanco de la Defensa Nacional, 1999, pág. 2-15
(5) Oscar Camilión, 1995, "XXI Conferencia de Ejércitos Americanos", Primeras Jornadas sobre Defensa Nacional, ed. Círculo Militar, pág. 174.
(6) Ricardo López Murphy, "La Defensa Nacional", Archivos del Presente, ed. Fundación Foro del Sur, pág. 22.
Fuente:
Ponencia presentada en el IV Encuentro Nacional de Estudios Estratégicos, Buenos Aires, septiembre de 2001