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Cuando un observador reflexiona sobre el significado de ser ciudadano en América Latina y el Caribe, se destaca la imagen de una predominante inseguridad. El sentido de vulnerabilidad que hay entre los habitantes de la región se extiende a cada faceta de sus vidas, desde preocupaciones sobre el empleo y el cuidado de la salud, hasta la degradación ambiental y la seguridad personal.
Cuando un observador reflexiona sobre el significado de ser ciudadano en América Latina y el Caribe, se destaca la imagen de una predominante inseguridad. El sentido de vulnerabilidad que hay entre los habitantes de la región se extiende a cada faceta de sus vidas, desde preocupaciones sobre el empleo y el cuidado de la salud, hasta la degradación ambiental y la seguridad personal.
La cuestión de la seguridad ciudadana se ha debatido históricamente, sin dirimirse, en los corredores del crimen y el castigo. Ambos términos de este continuo confrontan sus riesgos específicos y apuestan a una cierta lógica de costos-beneficios. Es ya un hecho frecuente en el marco de los estudios latinoamericanos sobre violencia e inseguridad ciudadana, la creciente percepción de vulnerabilidad como efecto del aumento real o percibido del crimen, así como también por los temores que infunden los propios organismos de control en la aplicación de sus políticas. |