COMENTARIOS SOBRE LA CONFERENCIA ESPECIAL SOBRE SEGURIDAD
Marcela Donadio
(Presidente de SER en el 2000. Profesora de la Universidad del Salvador, Universidad Nacional de Morón y Universidad Católica Argentina.)
La Conferencia Especial sobre Seguridad presenta a las naciones del hemisferio la necesidad de definir posiciones que, a futuro, pueden resultar altamente relevantes en el desarrollo de la seguridad en materia de defensa. Si bien en la última década se ha reconocido la necesidad de la ampliación del concepto de seguridad, las posiciones nacionales deben juzgar cuáles son los instrumentos adecuados para atender cada una de esas dimensiones.
Para nosotros la seguridad es aquella situación en la cual los Estados construyen y mantienen la capacidad de disuadir y si es preciso enfrentar las potenciales amenazas a sus intereses vitales, definidos éstos en función de los intereses de los ciudadanos que representa.
Los debates actuales no se refieren a la necesidad de seguridad de los pueblos, sino a cómo debe ser satisfecha, cuál debe ser el objeto de la acción estatal, y cuáles son los instrumentos que deben utilizarse. La principal diferencia teórica radica en considerar al Estado o al individuo como objeto de la seguridad. Por caso los conceptos de seguridad humana y ciudadana, que hacen hincapié en considerar que son las condiciones de vida de los habitantes, su desarrollo y mejoramiento las que merecen ser objeto de la atención. Sin embargo, y aunque a primera vista estas discusiones teóricas parezcan no tener fin (al menos hasta que se despeje el horizonte de la organización política de las sociedades de las próximas décadas), aún la seguridad humana y ciudadana esperan y desean la acción estatal, tanto en la generación de mejores condiciones de vida como en la provisión de un ambiente seguro en materia de relaciones exteriores, defensa y seguridad pública.
El concepto de seguridad no puede actualmente sostenerse sin considerar que cualquier acción atinente a conseguirla debe contemplar los intereses y condiciones de vida de los ciudadanos que han cedido su potestad individual al Estado. Ello implica un cambio sustancial respecto del antiguo concepto de seguridad nacional (basado en la persecución absoluta de los intereses del Estado), y también que los Estados se esfuerzan por reconocer los intereses ciudadanos, al tiempo que buscan defender lo que es considerado el bien común.
Este es el contexto que lleva a la Declaración de Bridgetown, aprobada por la Asamblea General de la OEA en junio de 2002. En ella, los países americanos declaran la adopción de un concepto multidimensional de la seguridad, reconociendo una diferenciación entre amenazas, preocupaciones y desafíos a la seguridad hemisférica. Es decir, que la misma Declaración reconoce que la naturaleza de los temas a atender es diferente para cada dimensión de la seguridad.
Por ello, la adopción de un concepto multidimensional de la seguridad no implica, de manera alguna, que las soluciones a cada una de ellas sean similares. Entender que todas las dimensiones deben atenderse en última instancia con soluciones de carácter militar (propias de una de las dimensiones) se contrapone de hecho con la naturaleza misma del concepto multidimensional. Es decir, utiliza la ampliación de un concepto para la inclusión de amenazas, pero lo vuelve a restringir cuando al momento de evaluar los instrumentos propone solamente aquellos que hacen a la esencia misma del antiguo concepto de seguridad estatal.
Para resguardar el espíritu de la ampliación del concepto y prevenir desnaturalizaciones en el uso de los instrumentos estatales, algunos temas subyacentes al debate de la conferencia merecen ser especialmente tenidos en cuenta:
- Respecto de la multidimensionalidad de la seguridad: la seguridad es una necesidad humana de carácter complejo, y corresponde a ella una multidimensionalidad analítica, que guía las estrategias y los instrumentos seleccionados por el Estado. Pueden reconocerse al menos cinco dimensiones: la política, la económica, la social, la ambiental, y la defensa (militar). Para cada dimensión deberá derivarse una estrategia que delimite el uso de los instrumentos.
- Los instrumentos correspondientes a cada dimensión: los resultados de la Conferencia refieren que la dimensión a la que corresponde el uso de instrumentos militares es la defensa. De otra manera, la militarización de problemas sociales, económicos y políticos puede constituir el agravamiento de los conflictos en lugar de su solución.
- La soberanía y la intervención internacional: aunque la comunidad internacional se encuentra debatiendo los límites entre soberanía e intervención, la fragilidad de las conclusiones de estos debates muestra que los Estados deben seguir manteniendo para su propia existencia la necesidad de poder resguardar sus políticas soberanas. Ello, principalmente considerado en materia de defensa, si desea hacia el futuro contar con la posibilidad de defender su territorio y sus habitantes.
- La responsabilidad de la Comisión de Seguridad Hemisférica: en este sentido y dados los mandatos de las Cumbres de las Américas, se refiere a las materias de defensa (fortalecimiento de la confianza mutua y prevención de conflictos), y a la lucha contra el terrorismo. La labor de la Comisión tendrá seguramente que referirse a aquellas materias en las que puede utilizarse el concepto de agresión tal como lo han definido las Naciones Unidas: "La agresión es el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas" (Resolución 3314 XXIX de la Asamblea General, diciembre de 1974). La declaración de agentes no estatales como fuentes de agresión deberá quedar sujeta a la decisión específica del Consejo de Seguridad.
- La revisión del sistema interamericano: el TIAR, la JID y otros instrumentos deberán ser revisados a la luz de la clara diferenciación entre las dimensiones de la seguridad. Así, estos instrumentos (principalmente los de seguridad colectiva) sólo deben atender la dimensión de la defensa. Para otras amenazas o preocupaciones, debe resaltarse la existencia y competencia de diversas agencias (por ejemplo, la OPS, o la CICAD) que no forman ni deben formar parte del sistema interamericano de seguridad en materia de defensa.
Fuente:
Artículo publicado en el Boletín de RESDAL Nº 13, Edición Especial, diciembre 2003.