VI CONFERENCIA DE MINISTROS DE DEFENSA DE LAS AMÉRICAS
Quito, Ecuador
del 16 al 21 de noviembre de 2004
Estados Unidos
Señor Presidente, Señores Ministros:
En primer lugar, permítanme sumar mis agradecimientos a los anfitriones ecuatorianos por su cálida hospitalidad, por la habilidad con que han organizado esta conferencia y por su amistad.
Hace dos años, cuando nos encontramos en Santiago, coincidimos en la necesidad de fortalecer el sistema interamericano y ayudarlo a evolucionar para así mejorar nuestra capacidad para combatirlas nuevas amenazas del siglo XXI. Espero y confío en que esta conferencia resultará en un compromiso renovado hacia tan importante meta.
Hace unos días, pude admirar un ejemplo notable de colaboración cuando pasé unos días en Panamá y visité el Canal. El Canal, por supuesto, no es importante sólo para Panamá. Es importante para la región, el hemisferio, y el mundo entero.
Nueve países han participado en los ejercicios de PANAMA, relativos a la seguridad del Canal. He sido informado de que un número aún mayor participará en el próximo ejercicio. Este es u n importante paso adelante en las iniciativas de cooperación marítima. que discutimos en Santiago y que ahora denominamos "Amistad Duradera".
Hemos visto otro ejemplo reciente de colaboración sin precedentes en Haití, donde muchos países de esta región trabajan conjuntamente como guardianes de paz para asistir a un vecino necesitado de ayuda. Las naciones de las Américas detentan un récord honorable de éxito en actividades de paz alrededor del mundo; muchos pueblos de otros continentes han sido beneficiarios de esta noble misión de preservarla paz.
La coalición que opera en Haití demuestra nuevamente que América Latina tiene el potencia¡ de asumir roles globales cada vez más importantes. El presidente Bush ha anunciado un nuevo programa de apoyo estadounidense ala preservación de la paz, el mismo que yo vaticiné en Santiago hace dos años.
Queda mucho trabajo por hacer para asegurar a nuestra región. Las nuevas amenazas del siglo XXI no reconocen fronteras. Los terroristas, traficantes de drogas, secuestradores y pandillas criminales conforman una red antisocial que escala en su intento de desestabilizar a las sociedades civiles. Estos enemigos a menudo encuentran refugio en regiones fronterizas y áreas que se encuentran fuera del alcance efectivo de los gobiernos. Observan, tantean, buscando áreas de vulnerabilidad, grietas en nuestras estructuras de seguridad colectiva que puedan explotar.
Esto es un desafío complejo para todos nosotros. Ninguna nación puede enfrentar estos nuevos desafíos sola. Desde el 11 de Septiembre de 2001, hemos hecho un nuevo examen, arduo pero esencial, de la relación entre las fuerzas armadas y la responsabilidad de hacer cumplir la ley en nuestro país. Los complejos desafíos de esta nueva era requieren que todos los elementos detestado y la sociedad trabajen conjuntamente.
Nuestros ciudadanos dependen de nosotros en ese intento por definir claramente los roles y responsabilidades de nuestras varias fuerzas de seguridad. Por supuesto, cada país abordará la tarea a su propio modo, en coherencia con su propia historia, sus principios constitucionales, y sus opciones soberanas, en ese objetivo de asegurarla seguridad de nuestros pueblos. Fortalecerla soberanía y asegurarla soberanía efectiva sobre los territorios nacionales es nuestra meta fundamental.
La paz en este hemisferio solo puede construirse sobre los pilares de la prosperidad, la democracia y la seguridad. Y nosotros, los aquí congregados, sabemos que la seguridad es el fundamento indispensable sobre el cual la democracia y la prosperidad se construyen.
Al viajar por toda esta región, me ha impresionado el nuevo espíritu de apertura, colaboración y amistad. Este es u n momento único para la democracia de las Américas y una oportunidad de la que deberíamos apropiarnos a fin de promoverla seguridad y la libertad a lo largo y ancho del hemisferio.
Señor Presidente, gracias.