VI CONFERENCIA DE MINISTROS DE DEFENSA DE LAS AMÉRICAS
Quito, Ecuador
del 16 al 21 de noviembre de 2004
Uruguay. Prof. Yamandú Fau Casalla, Ministro de Defensa Nacional
Uruguay comienza por señalar su reconocimiento a Ecuador por el profesionalismo que viene demostrando e n la organización y en el desarrollo de la Conferencia a la vez que resalta el cariño demostrado por todos y cada uno de los ecuatorianos para hacernos la tarea más grata y más eficiente.
Uruguay además quiere señalar que, sin perjuicio que cada Estado o nación haga en cuanto a los temas que naturalmente le son de su preocupación mayor, la Conferencia inexorablemente debe rescatar algunos valores que resultan, a la vez que esenciales, imprescindibles para tener más fuerza en la expresión de nuestra vocación pacífica que caracteriza a todas las naciones aquí representadas.
Uruguay estima que en las conclusiones a que arribemos, esa afirmación de la vocación de paz, tendrá un respaldo mayor por su contenido ético y moral, si simultáneamente hacemos una reafirmación de la democracia como sistema permanente y continuo que le da a los gobiernos que emergen de elecciones libres, de elecciones pluripartidistas, de elecciones tolerantes, donde todos y cada uno pueden expresarse. Esos gobiernos que surjan de esos sistemas y de esos regímenes, tendrán sin duda mayor autoridad, respaldo y fuerza para consagrar estos valores de paz.
Debemos también reafirmar un compromiso que venimos sosteniendo en forma común, en cuanto a las Fuerzas Armadas en el Estado de Derecho como base fundamental, sin perjuicio de las innumerables actividades y competencias que desarrollan, el Estado de derecho como el único Estado que nos da garantías a todos en el ejercicio de nuestras facultades y en la práctica de nuestras libertades, esas Fuerzas Armadas sometidas al Estado de Derecho es un atributo que nos da orgullo a todos y que lo debemos reafirmar.
Pero también tenemos que enfatizar, en las conclusiones a que arribemos, que los temas de seguridad y defensa no tienen que ser actividad exclusiva de las Fuerzas Armadas. Debe serla sociedad toda la que debe asumir los riesgos y los desafíos ya que es la sociedad toda la que viene siendo víctima de todos estos hechos que mis colegas con minuciosidad han descrito a través de sus distintas intervenciones. Tenemos que rescatar entonces, para la sociedad civil, el derecho pero la obligación a participar, a colaborar, a apoyar y ahí, seguramente va a ser más exitoso aún el rol que le pueda corresponder a las Fuerzas Armadas.
Creo que tenemos también que reafirmarla necesidad de la cooperación para el tratamiento de los temas que hoy nos han convocado en Quito y que junto a ellos, tenemos también que reafirmar enfáticamente que la cooperación necesaria, imprescindible e insustituible, debe desarrollarse junto a la reafirmación de la libertad de los Estados para determinar sus políticas de seguridad. Sigue siendo un derecho de la soberanía de cada Estado determinar cómo entiende, cómo explica y cómo instrumenta sus políticas de defensa y de seguridad; y así entonces, se salvaguardarán los inalienables derechos de soberanía y auto determinación que han caracterizado la historia de todas y cada una de la naciones americanas aquí representadas.
Este foro debe a la vez ratificar la vigencia plena y el respeto irrestricto y el cumplimiento riguroso del derecho internacional y de las cartas que lo expresan; tanto la de la ONU como la de la OEA, los acuerdos bilaterales y multilaterales que van en ese sentido, tendrán que tener la misma valoración y el mismo respeto.
Tenemos que hacer una reafirmación de las misiones de paz dispuestas por las Naciones Unidas y permítaseme que mi país insista en esta histórica misión que distintos países americanos estamos llevando a cabo en la hermana República de Haití.
Mi país que es capaz de colaborar con la paz en un continente ajeno, lejano, de costumbres distintas, de historias diferentes, de culturas que n o son comunes como la contribución que estamos haciendo en la República Democrática del Congo; con el mismo orgullo, con el mismo entusiasmo pero con una motivación mucho más acentuada la estamos llevando a cabo a través de los 700 soldados que tenemos desplegados en Haití para contribuir con otras patrias hermanas y no sólo asegurar un proceso democrático que permita instaurar un sistema que exprese la voluntad popular. Haití necesita más que eso y, eso lo pudimos apreciar directamente en una visita reciente que hemos hecho. Es un desafío que América tiene.
Hemos podido apreciarla expectativa que ha despertado la misión de paz en el pueblo haitiano; pero no entenderíamos lo que estamos haciendo en Haití si pensáramos que esto no se limita solo a la presencia militar o policial necesaria e imprescindible, perola comunidad internacional debe tener una reacción común para saber que con esto no alcanza; que la democracia, para que se consolide en Haití, necesita una justicia independiente, una policía democrática, una actitud sanitaria común a todos con procesos de educación que deben desarrollarse con mayor intensidad. Eso es lo que hace falta en la República hermana de Haití y nosotros tenemos que reafirmar ese compromiso. En ese sentido, me parece que sin perjuicio de avocarnos a los temas globales que hoy afectan a la comunidad internacional, estas patrias nuestras hacen bien si dedican parte de su tiempo a estos temas que reitero transforman a la misión de Naciones Unidas en una de las más nobles y humanas.
Muchas gracias.