LOS MILITARES PERUANOS VOTAN EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES
Para las elecciones presidenciales del 2006, miles de militares peruanos podrán sufragar y elegir al Presidente de la República y los representantes al Congreso nacional. Esta nueva población electoral está conformada por 140,538 miembros de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional, de entre los cuales 19,001 pertenecen al Ejército, 9,539 a la Fuerza Aérea, 28,168, a la Marina de Guerra, y 85,830 a la Policía Nacional.
En ese contexto los organismos electorales peruanos han iniciado un proceso de “capacitación” a militares, con la intención de que éstos logren un adecuado ejercicio de sus derechos políticos. Tanto la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) así como el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) han puesto en marcha una serie de charlas informativas para miembros del Ejército de la Fuerza Aérea, tanto en el nivel de oficial, como los de suboficiales y tropa.
Esta capacitación tiene por objetivos, por un lado generar un “voto responsable”, informando a los militares acerca de las normas establecidas respecto a sus derechos políticos así como promoviendo el acceso a información sobre los candidatos presidenciales y sus propuestas. Por otro lado, estas charlas también buscan explicar a los militares la forma adecuada de emitir un voto, así como presentar los mecanismos con los cuales cuentan para cumplir con su deber de sufragar sin que ello signifique mayor complicación para su tarea de brindar seguridad al proceso electoral.
Ambas instituciones electorales han desplegado recursos para estas exposiciones: folletos, cédulas, videos y presentaciones complementan las presentaciones que, en el caso de ONPE cierran con un simulacro de sufragio.
Resulta interesante que estas capacitaciones hayan permitido observar el sentir de algunos militares respecto al voto. Por ejemplo, ha sido manifiesto el reproche de algunos militares hacia la incapacidad de las instancias electorales para diseñar mecanismos que permitan superar algunas dificultades. Entre ellas, el obligado traslado a nuevos puestos de trabajo ubicados en ciudades distintas a aquellas donde fijaron su residencia al momento de tramitar su documento de identidad. En efecto, si a estos inconvenientes le añadimos el hecho de que 46,500 militares estarán de servicio y no necesariamente en el lugar en el que residen, el voto militar plantea desde ya una serie de retos para las instancias electorales que van más allá de brindar información general respecto a “cómo votar” y más bien exigen que los mecanismos electorales sean dinámicos y no generen mayor conflicto entre el deber de brindar seguridad y el derecho de sufragar.
José Miguel Florez
Marzo 2005