Título: “La Nación Salvadoreña: Su Defensa, Seguridad y Desarrollo”

La República del Salvador y su entorno
Esta última década del siglo XX, representa para Centroamérica y el mundo, la oportunidad de prepararse adecuadamente para hacerle frente a los desafíos del próximo milenio, como también, para afrontar las tendencias y los cambios predominantes relacionados con la globalización económica, la seguridad mundial y la paz internacional.
En este contexto, que es en diciembre de 1994, al reunirse los Jefes de Estado y de Gobierno, en la I Cumbre de las Américas, realizada en Miami, Florida, Estados Unidos de América, instaron a todas las Instituciones de Defensa, a que compartieran sus ideas y experiencias sobre cómo abordar estos cambios y forjar vínculos de cooperación más fuertes entre las instituciones civiles y militares; compromiso que fue ratificado en la II Cumbre de las Américas, realizada en Santiago de Chile, en Abril de 1998.
En 1995, como resultado de la I Cumbre, se realizó la primera reunión de Ministros de Defensa del Hemisferio, en Williamsburg, Virginia, Estados Unidos de América, en la que los líderes de Defensa del Hemisferio, con el propósito de orientar las relaciones de seguridad regional para el próximo siglo, formularon los principios siguientes:
- La preservación de la democracia como la base de seguridad mutua;
- La función esencial de las fuerzas armadas en el apoyo de los Estados democráticos y soberanos;
- El respecto de los militares a la autoridad democrática, la Constitución Nacional y los derechos humanos;
- La existencia de mayor franqueza en el intercambio de informaciones sobre el presupuesto de defensa y mayor dialogo militar;
- Una meta para resolver todos los conflictos territoriales en el Hemisferio Occidental antes del año 2005;
- Alentar mayor cooperación en apoyo de las operaciones pacificadoras de las Naciones Unidas.
A partir del espíritu filosófico de esa primera reunión ministerial, y con el auspicio de la Organización de los Estados Americanos (OEA), se realizaron las conferencias regionales sobre medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad; la primera en Santiago de Chile en 1995, y la segunda en San Salvador, en febrero de 1998.
En ellas, los Gobiernos del Hemisferio, con la finalidad de fortalecer y promover una mayor confianza reciproca en las Américas, acordaron la adopción de un conjunto de medidas.
Dentro de ese marco y por medio del Sistema de la Integración Centroamericana, los gobiernos de la región, impulsan el proceso de la integración y cooperación al fin de convertir a Centroamérica en una región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo, iniciativa que suerte en el Tratado de Tegucigalpa, y está contenida en el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica.
Conviene mencionar, que entre los propósitos de ese Tratado, está el de concretar un nuevo Modelo de Seguridad Regional único, integral e indivisible, inspirado en los logros alcanzados en el intenso proceso de pacificación e integración, sustentado en la supremacía y fortalecimiento del y fortalecimiento del civil, el balance razonable de fuerzas, la seguridad de las personas y de sus bienes, la superación de la pobreza, la promoción del desarrollo sostenible, la erradicación de la violencia, la corrupción, la impunidad, la narcoactividad, el tráfico de armas, el crimen organizado y el deterioro ecológico.
En términos generales, el Modelo Centroamericano de Seguridad Democrática, está sustentado en la democracia y el fortalecimiento de sus instituciones y el Estado de Derecho; en la existencia de gobiernos legítimamente electos y en el irrestricto respeto a los derechos humanos.
Así se tiene, que la coincidencia de esos propósitos para la consolidación de la democracia, también son compatibles con el reconocimiento de las particularidades de cada país de la región, lo cual incluye la situación especial de aquellos que han decidido o no, la permanencia constitucional de las respectivas Fuerzas Armadas.
Congruente con esos propósitos y el proceso de consolidación democrática de la región centroamericana, los acuerdos de las Reuniones de Presidentes, han generado mejores expectativas para la integración y el desarrollo de cada país, en los campos político, económico y social.
En el marco de ese proceso, se destaca también, la creación de la Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, en noviembre de 1997, por los gobiernos de las Repúblicas de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
De igual manera, en El Salvador el procesote la consolidación de la democracia, se está desarrollando en forma positiva, y en él, el pluralismo político, tiene como actores a una amplia gama de partidos y coaliciones políticas de distintas tendencias ideológicas, lo que caracteriza a nuestra democracia, por su tolerancia política y por la libre expresión de ideas y el irrestricto respeto a los procesos electorales.
Lo anterior, ha permitido el reencuentro de la sociedad, hecho de gran trascendencia y reconocido por la comunidad internacional, destacándose además, en el seno de los diferentes sectores que integran la sociedad salvadoreña, existe la plena convicción de fortalecer una cultura de paz.
El Salvador en esta última década del siglo XX, ha tenido un crecimiento económico significativo, y las perspectivas que determinan esta tendencia, lo colocan en una posición favorable en relación con los demás países de la región centroamericana, pese a que en ésta, los problemas básicos que son propios de los Estados en procesos de desarrollo, aún persisten de una manera generalizada.
Dentro de todo este contexto, el Estado cuenta con sus organismos e instituciones, que permanentemente le facilitan la formulación y el análisis de hipótesis y la administración de crisis, sean éstas, premeditadas o no; al fin de mantener y mejorar el Poder Nacional, esto, por si la amenaza se convierte en conflicto, o en el peor de los casos, en una agresión que viole la Constitución y atente contra el proceso de integración.
Desde una perspectiva estratégica, el análisis de la situación internacional y regional, permite apreciar el hecho de que en un conflicto bélico de surgimiento súbito y que involucre directamente a El Salvador, puede considerarse como una amenaza poco probable.
De igual manera, los esfuerzos por ejercer un control adecuado sobre los sectores desestabilizados internos y externos, que representan amenazas a la paz de la Nación en diversos grados potenciales, requieren también, de la unidad, la seguridad y la defensa nacionales, por ser éstas, de un gran valor estratégico, y además imprescindibles para potenciar los factores de poder nacional, y alcanzar el desarrollo sostenible que El Salvador, en el marco de la globalización y la competitividad necesita para el futuro.