Disponible en español e inglés, esta publicación ofrece una visión
histórica de la evolución de la respuesta de la ONU frente a la explotación y
el abuso sexual (EAS), y presenta estrategias para los países que contribuyen
con tropas y fuerzas policiales.
El lanzamiento se realizó en el marco del ciclo de diálogos de
RESDAL “Conversaciones Intercontinentales desde el Sur Global”, parte
del proyecto más amplio Mujeres en Operaciones de Paz: Apoyando Entornos
Inclusivos a través de la Colaboración Interregional y el Compromiso Nacional,
apoyado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá mediante la
Iniciativa Elsie. Este ciclo crea un espacio para que las voces del Sur Global
reflexionen sobre cómo las desigualdades estructurales, las brechas operativas
y las normas culturales afectan la lucha contra la EAS en el contexto del
mantenimiento de la paz.
El evento fue inaugurado por Elisa Rial (Oficial de Programa de
RESDAL), quien dio la bienvenida a la audiencia global y destacó el principio
rector del proyecto: contribuir al intercambio de experiencias entre regiones y
con el público global en general.
Moderada por la Teniente Coronel Ivana Mara Ferreira Costa (Ejército
de Brasil), la sesión comenzó con una declaración contundente: “Esta
conversación no trata de culpas, sino de valentía: el coraje de reconocer
nuestras falencias y la claridad para actuar con decisión”.
La presentación principal estuvo a cargo de USG Christian Saunders,
Coordinador Especial de la ONU para la Mejora de la Respuesta a la EAS. En sus
palabras, ofreció una evaluación cruda del problema: “La explotación y el abuso
sexual son violaciones de los derechos humanos y un profundo abuso de poder.
Existen en todas las sociedades del mundo y causan un daño profundo a las
víctimas”.
El Sr. Saunders destacó la magnitud del problema en las misiones de
paz: más de 1.100 denuncias desde 2010, con 102 nuevos casos en 2024 que
involucraron a 125 víctimas, entre ellas 27 menores de edad. “Quienes tienen la
responsabilidad de proteger nunca deben explotar a los vulnerables. Cuando se
rompe esa confianza, se socava nuestra misión y se daña la credibilidad de
nuestras instituciones”.
Asimismo, subrayó las raíces estructurales de la EAS: “La EAS se
basa en desequilibrios de poder, incluida la desigualdad entre hombres y
mujeres. Se alimenta del silencio y del estigma”. Llamó a intervenir desde
etapas tempranas: “No hemos puesto suficiente foco en por qué los hombres hacen
esto y cómo cambiarlo. Esto empieza en el jardín de infantes”.
El seminario también contó con intervenciones de expertas militares
de países que contribuyen con tropas.
Desde Bangladesh, la Teniente Coronel Nilufar Sultana expuso sobre
la integración de la prevención de la EAS en la formación militar y la
coordinación institucional entre fuerzas de seguridad, relaciones exteriores y
policía.
Desde Egipto, la Coronel Sherihan Abouelkhir Roshdy Mohamed y la
Teniente Coronel El-Amira Randa Awd Mansour compartieron una estrategia de
capacitación en tres fases diseñada e implementada por LAWIO, la Agencia de
Enlace de Egipto con Organizaciones Internacionales.
El concepto de doble vulnerabilidad —en el que las mujeres cascos
azules están tanto en riesgo como en posición de proteger— fue una constante a
lo largo del evento. Las oradoras enfatizaron que salvaguardar la dignidad y la
seguridad de las mujeres desplegadas es esencial para lograr operaciones
inclusivas.
El evento concluyó con un llamado a construir sistemas sólidos y
responsables —tanto dentro de la ONU como a nivel nacional— para asegurar que
la EAS no sea tolerada ni ignorada.
El seminario contó con participantes de 59
países de distintas regiones del mundo. Desde América Latina participaron
representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
República Dominicana, Uruguay y Venezuela. América del Norte estuvo
representada por Canadá y Estados Unidos. Desde África Subsahariana asistieron
personas de Camerún, Chad, Etiopía, Ghana, Kenia, Liberia, Nigeria, República
Centroafricana, República Democrática del Congo, Sierra Leona, Sudán del Sur,
Togo, Zambia y Zimbabue. Desde Asia participaron representantes de Bangladés,
Filipinas, India, Irak, Malasia, Nepal y Pakistán. De la región MENA (Medio
Oriente y África del Norte) se sumaron personas de Afganistán, Egipto,
Jordania, Líbano, Marruecos, Turquía y Yemen. Finalmente, Australia representó
a Oceanía